sábado, 19 de julio de 2008

El adiós a una competencia

El siempre vencedor no es el vencido porque nunca lograron ponerlo de rodillas frente a un apabullante monumento de piedra donde miles de cuerpos exigían la gloria jamás vista.
Deseo de muchos fue ver una gran caída y sólo vislumbraron un paso en falso en un camino sin final , pero que no logró apartarlo del firmamento apasionado que alguna vez creó.

Los brazos en alto de los guerreros fueron signo de victoria moral, nacida en las arcas de un ciclo memorable y recogida por un discípulo del gran motivador.

Etapa esperada por los desaseados y hambrientos de gloria. Una vez más, el siempre vencedor supo mantener la vida de las almas que desconocen una pasión semejante y conquistar los huesos de los mortales que nunca podrían sentirse plenos por sus propios logros, imposibles de comparar con los que el siempre vencedor llenó parte de la historia.

El jamás caído escapó a las garras de la derrota completa con las manos en alto y supo contemplar a sus eternos seguidores envueltos en una bruma de felicidad que sólo ellos saben dispersar por los pueblos teñidos de oscuridad, sin alegría.

El sinuoso sendero de la realidad empujó al creador del brillo y el oro que rodea los cuerpos de los hombres a una etapa ya vivida e indeseada. Pero, el llanto de los oponentes se oirá más a pesar de esto porque llevan escrito en sus mentes el destino al que quieren escapar y jamás podrán: el siempre vencedor volverá más fuerte y ahogará nuevamente a los desdichados que sólo cantaron por él y su desgracia. Nunca escaparán de éstas vidas y el poderoso reirá en un nuevo deja vu que lo hará olvidar traspiés pasados, necesarios para conocer el extremo antes del golpe más fuerte y el despegue reiterado hacia la gloria acrecentada en cada grito que escapa de las gargantas cansadas de expresar.

1 comentario:

Anton Daniel dijo...

Leyendo este comentario, que la verdad me parecio fabuloso, senti la necesidad de responder. Estando en la vereda contraria y siendo un espectador de lujo de los logros ajenos, que ya no duelen porque lamentablemente me acostumbre, siento que necesito limpiar mi orgullo, sin antes reiterar que esta nota me parecio excelente.
Aceptar la derrota me parece de caballero y de hombre, y mucho mas si los argumentos del rival son dardos venenosos que descansaran en el corazon hasta que tenga la posibilidad de responder a tan contundente masazo en la nuca.
Analia Pedicino te voy a hacer llegar la "CONTESTACION" a tu obra de arte, proximamente.......